Todos los pueblos utilizan un conjunto de hechos del pasado para dar sentido a una identidad aglutinante que sirva de sostén para el futuro.
No sería tan relevante saber si son auténticos los restos del General Paz depositados en la Catedral de Córdoba como analizar su papel en las guerras intestinas que desangraron al país en la primera mitad del siglo 19.
Si la tumba sirve para eso, ¿qué más da que el ADN sea el de Paz o el del criado que limpiaba su casa? Lo mismo da para pensar sobre Bustos.
Diferentes grupos de historiadores al Gobierno de Hermes Binner piden los restos del ex mandatario provincial Juan Bautista Bustos, hallados en el convento Santo Domingo, situado en Santa Fe, para poder estudiarlos y certificar que realmente son de el.
Antes de la llamada de Binner, Schiaretti había sido durísimo. “Cuando se trata de restos óseos la opinión que va es la de los científicos, no la de los historiadores. Y los científicos han dicho de manera contundente que, cuando se trata de huesos son ellos los que saben y han dicho con certeza que son los restos óseos del brigadier general Bustos”, dijo en Río Cuarto.
Al fin y a cabo, los gobernadores acordaron crear una comisión científica conjunta, con representantes de ambas provincias, que en 20 días se tiene que expedir y resolver la situación.
A partir de esto y otras informaciones dadas enteriormente, el historiador Prudencio Bustos Argañaraz sostiene que una hija de Bustos está sepultada en la Catedral, Secundina del Rosario quien se casó con el comandante Claudio Antonio de Arredondo, con quien tuvo 11 hijos y luego fue sepultada en la Catedral de Córdoba en diciembre de 1860.
“Se investigaron más de 100 personas. En dos generaciones para adelante y atrás de Bustos no pudimos detectar ninguna tumba de algún pariente que nos sirva para corroborar la identidad a través del ADN”, sostuvo Darío Olmo, ex integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense.
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